Saturday, July 30, 2011

Pelotudez en la relaciones sentimentales

El diccionario de la real academia española -¿cuándo no?- propone varias definiciones para el vocablo: pelotudo. Sin embargo, sólo una es la que en realidad nos interesa:

pelotudo, da.

1. adj. vulg. Arg., Chile y Ur. Dicho de una persona: Que tiene pocas luces o que obra como tal. U. t. c. s.

La definición del DRAE, es maravillosa. Dice: que tiene pocas luces o que obra como tal. Ya que justamente esta mención al que “obra como tal” es el que mejor clarifica la difícil cuestión de la pelotudez. Pues ésta, la de pelotudo, es una condición que le cabe incluso a gente formalmente muy inteligente, pero que en los aspectos importantes de la vida obra como idiota, imbécil o pelotudo. 

La Psicología, sin embargo, ha inventado un sinnúmero de condiciones y fobias para disfrazar a la pelotudez bajo el nombre de extrañas patologías. Así, pues, si usted es un pelotudo insoportable y por ello no tiene amigos, un psicólogo no le dirá: su problema, querido Esteban, es que usted es un pelotudo de exportación. En cambio, recurrirá al fácil argumento de la fobia social, la relación con su madre, el cuadro que dejó torcido en el living, y cosas por el estilo.


Es normal: ningún pelotudo está dispuesto a pagar por un diagnóstico veraz, sino más bien por un diagnóstico pomposo que disfrace de fobia o moderna  patología (usted tiene stress postraumático y angustia social, querido Esteban) su pelotudez soberana. 

Como a quien suscribe no le interesa su dinero, a continuación les dejo un rápido test para ahorrar años de terapia y saber si somos pelotudos en un ámbito particularmente propenso a la pelotudez: el romance y la atracción. 

Frente a una mujer o un tipo que te gusta: 

a. Tratas de impresionarla/lo con la mención más o menos indirecta de tus posesiones (ese dije en forma de circulito que llevas colgado en el cuello me recuerda a la insignia de mi BMW) y tu estatus laboral o profesional (a propósito de hamburguesas, sabrás que soy gerente de una importante firma que le vende bulones a McDonalds). 

b. Ponés cara de culo, te afectas desinteresado/da y esperas que la “psicología inversa” haga su parte. 

c. Te quedás petrificado/da en tu lugar, y esperas que la otra persona advierta milagrosamente que detrás de esa mala imitación de estatua viviente hay un ser “maravilloso”. 

d. Tratas de entablar una conversación agradable sobre cosas que puedan llegar a tener en común. Y si la otra persona no responde, consideras que hay algo malo en ti y que mejor deberías suicidarte. 

e. Realizas insinuaciones tales como mostrarle una puntita de la bombacha, ponerle la mano en la bragueta, franelearte el ganso, tocarle una teta, ponerle una mano en la cara, cortarle el paso bruscamente o pegarle un chicle en el pelo…y si la otra persona no responde o se ofende, consideras que es un pelotudo. 

f. Tratas de entablar una conversación agradable sobre cosas que puedan llegar a tener en común. Y si la otra persona no responde, no piensas demasiado sobre el asunto y sigues tu camino. 


Respuestas: 


a) Tratas de impresionarla/lo con la mención más o menos indirecta de tus posesiones y status: si realmente tienes dinero o status (sos un pelotudo/da que definitivamente merece ser aprovechado o vivido por los demás). Si, en cambio, finges tener una posición o un dinero que no tienes (además de pelotudo, sos tilingo/ga). 

b) Ponés cara de culo, te afectas desinteresado/da y esperas que la “psicología inversa” haga su parte: Sos un pelotudo/da histérico con delirios de grandeza que las va de psicólogo o gurú de la autosuperación. No hay poronga que te venga bien. Te gusta leer a pelotudos como Cohelo, Bucay, Chopra y asistir a talleres y seminarios pedorros. No dejes de enviarme un mail para anotarte en mi próximo taller: transmutación de pelotudez en felicidad. Tarifa: $ 10000 la hora. 


c) Te quedas petrificado esperando que la otra persona descubra lo "maravilloso" que hay en ti: además de ser un pelotudo/da esotérico que la va de misterioso, sos un moco intolerable e inoportuno. Seguramente tus intervenciones en una reunión suelen ser de lo más extravagantes. La vez que hablas, es para cagarla o dártelas de oráculo. Le das tono doctoral a las conversaciones más pelotudas. Vivís contado o haciendo chistes pelotudos que tenés que explicar para no ofender a nadie y tu presencia incomoda a todo el mundo. Hablas mal de los judíos y, si alguien de la mesa dice que es judío, pretendes arreglarlo mencionando que tenés un montón de amigos judíos. En fin: sos un pelotudo/da importante. 


d) Tratas de entablar una conversación agradable sobre cosas que puedan llegar a tener en común. Y si la otra persona no responde, consideras que hay algo malo en ti y que mejor deberías suicidarte. Sos el clásico pelotudo-víctima: una versión negativa del pelotudo histérico. Solo que, en vez, de existir para rendirte pleitesía, el mundo existe para hacerte la vida miserable. Soltá ese grisin te digo: las venas se cortan verticalmente, idiota.   


e) Realizas insinuaciones tales como mostrarle una puntita de la bombacha, ponerle la mano en la bragueta, franelearte el ganso, tocarle una teta, ponerle una mano en la cara, cortarle el paso bruscamente o pegarle un chicle en el pelo…y si la otra persona no responde o se ofende, consideras que es un pelotudo. Además de ser un pelotudo/da importante, sos un energúmeno o una putita que decididamente avergüenza a propios y extraños. Es hora, querido muchacho, que superes ya tu pelotudez adolescente o morirás sin descendencia. Y a ti, querida putita, te sugiero que te pegues tres o cuatro sesiones de vibrador antes de salir a la calle. 


f) Tratas de entablar una conversación agradable sobre cosas que puedan llegar a tener en común. Y si la otra persona no responde, no piensas demasiado sobre el asunto y sigues tu camino. Bien ahí. Aparentemente, y al menos en este aspecto, no sos tan pelotudo. Igual, no dejes de mirar otros test. Porque el fenómeno de la pelotudez abarca territorios y ámbitos insospechados. 


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