Sunday, July 31, 2011

Spam

Si comprás productos que te ofrecen en correo o publicidad spam: sos terrible pelotudo, sabélo. Por pelotudos como vos, que compran relojes Cholex, bolsos Rucci o Ifones "originales" y "directos de fábrica" para mandarse la parte con los amigos, millones de inocentes tenemos que recibir cientos de correo basura todos los días. 


Sacá el puntero de la bandeja de SPAM, no te digo: pelotudazo.


Insoportables


El pelotudo deportista-cibernético

Forerruner o forchotos 305.
Esta tarde, averigué que soy un pelotudo deportista-cibernético cuando descubrí en el cajón de la mesa de noche un reloj Forerruner con pulsímetro, GPS y un sensor de cadencia para la bici que solo usé un par de veces. 


La joda salió como 1000 mangos, y ahí están, esperando que algún otro pelotudo con ínfulas de Usain Bolt mechado con Terminator, me ofrezca 2000 mangos por estos apetecibles distintivos de pelotudez. 

Caso contrario, voy a usar el pulsímetro para ver si el régimen de pulsaciones de un pelotudo es significativamente distinto al de una persona que jamás llevaría este bodoque en la muñeca mientras corre. Gente de Garmin: Ups,... you did it again!!

Mi novio quiere correrse en mi boca pero a mí me da mucho asco

Bajo el título de “Mi novio quiere correrse en mi boca pero a mi me da mucho asco”, la deconsolada lectora Maria Nolamamo escribe en el foro del notado magazine virtual “En femenino”. 

Hace casi 2 años –dice María- que estoy con mi novio yo en la cama intento darle todo lo que quiere , pero es que me da mucho asco que se corra en mi boca yo lo intento incluso una vez lo intento y casi bomito (sic) es que me asco hasta cuando lo veo en una peli, el me dice que eso le pone mucho pero no puedo que puedo hacer?

A lo que, si pueden reconstruir la sintaxis de su participación, ilustres participantes de este notado foro responden: 

Jessica Peteraetílica: Háblalo con el. Mira en mi caso, a mi me encanta, de hecho yo he sido la primera q se lo ha hecho, y el nunca me lo pidió, al contrario el siempre ha sido bastante respetuoso por q pensaba q a lo mejor a mi me daba asco como le pasaba a sus ex, y le dije q eso nunca ya que lo considero muy lindo verlo disfrutar de esa manera, con decirt q fui yo la q lo provoq todo por q queria hacercelo y le encanto, desde entonces, siempre lo hacemos entre muuuchassss cosas mas  pero claro es mi caso, yo te aconsejaría q lo intentaras un dia q estes muy exitada o un poco bebida, así a lo mejor te desinhibes, y no lo piensas tanto, cambia un poco el chip y no vayas con la predispocicion de asco, si ya definitivamente no te gusta, hablalo bien con el. 

Frigida45: Y el mío también... Mi marido también ha querido de toda la vida eso mismo, pero por ahí paso. ¡Qué asco!

Arrepentida27: Yo te recomiendo esto! si es q quieres!! mira a mi me encanta que mi novio eyacule en mi boca, al principio tampoco m gustaba, pero mi forma de hacerlo es que cuando ya siento que se va a correr me trago todo de una ves! asi no siento sabor ni nada de eso.... no pienses que tienes su semen en tu voca, solo tragatelo lo mas rapido q puedas y la punta acercatela mas a la garganta para que el semen no caiga en tu lengua asi no le sentiras el sabor ni te dara asco!! espero que te sirva!! a mi m sirvio... espero que tambien te atrevas a hacer esto.. y si no, no importa... total es desicion tuya

Petera gourmet 33: Deberias empezar mezclandolo con un poco de yogur, me refiero a que asi se va haciendo el paladar al sabor del semen y cada vez te costará menos. Tambien ve quitando yogur poco a poco y pasadotelo por los labios para jugar un poco, las hecestambien puede hacer un papel de amortiguador para el sabor por si no te agrada lo mezclas y todo le pegas la vuelta y asi poco a poco podrás acostumbrarte al sabor del semen que ya verás que es bueno. 

Sobre este difícil asunto, la eminencia de la psicología de nuestro sitio, el Lic. Arístides Sorete, le escribe a María lo siguiente: 

Estimada María: lo que os sucede es mucho menos complejo de lo creéis. La respuesta es muy sencilla: sois –me apena decirlo- una pelotuda santurrona o pelorrona (para abreviar). Lo que lo que vuestro amado os requiere no es nada del otro mundo. Simplemente desea que le practiquéis un sencillo: pete, petiso, cabezazo, mamada o petiribí con inducción. Pero tú, querida María, que habéis nacido sólo para mirar programas de Cris Morena y tocarte los genitales mirando un recital de Tacho Riera, no tenéis ni siquiera la minima decencia de ordeñar a tu amado como corresponde. Mi sugerencia es bien simple: o te acostumbras a la chechona o te acostumbras a los cuernos.  

Atte.

Lic. Arístides Sorete

Mi novio es demasiado “buenazo” (léase: pelotudo)

Bajo el título de “Mi novio es demasiado buenazo”, la lectora Patricia Quiero Xonga, escudada en el anonimato, escribe al notado consultorio psicológico del magazine virtual femenino “WAPA” (sí, tal cual: el magazine para verse WAPA). 

El problema que tengo –advierte Pato en su desconsolado mensaje- es con “mi chico” (el entrecomillado es nuestro), es muy cariñoso y atento, pero es demasiado buenazo. A todo lo que le digo me dice que tengo razón y que lo que yo quiera. Siempre hacemos las cosas que yo propongo, vamos con mis amigos y lo que yo digo siempre le parece bien. Me gustaría que diese su opinión libremente, y le animo a ello. Pero creo que por miedo a que me enfade o a que discutamos me dice a todo que sí. Al principio, no resultaba ningún problema, hasta me sentía alagada (sic) pero me estoy empezando a cansar. No sé cómo decírselo para no hacerle daño. ¿Qué puedo hacer?

A lo que, la licenciada Pampita Ardohain después de un choque frontal contra un camión de botox, responde: 

Te animo a que hables con él, intenta contarle lo que te pasa, tu opinión de la forma más cuidadosa posible. Piensa bien lo que quieres decirle y aprovecha que le conoces bien para ponerte en su lugar. Escoge un momento en que estéis tranquilos y tengáis tiempo. Y dale un enfoque positivo, que no sea un sermón o una regañina. (…) Explícale que necesitas que exprese sus opiniones y deseos ya que es importante para ti y que no te vas a enfadar por ello, sino todo lo contrario. Intentar poco a poco introducir cambios, que él vaya participando más activamente en la toma de decisiones de forma paulatina. (…) Verás como los dos os sentís mejor.

Contrario a la opinión de la licenciada Ardohain, la eminencia de la psicología de nuestro sitio, el Lic. Arístides Sorete, escribe lo siguiente: 

Estimada Patricia: 


Lo que os sucede es mucho menos complejo de lo que creéis. La respuesta es muy sencilla: vuestro novio –me apena decirlo- es el típico Calzonudo sin cojoneis. O más bien, digámoslo de una vez: un pelotudazo de exportación. Y tú, querida Patricia -también me apena decirlo- sois la típica zorra vivilla capaz de pelarle la billetera a esta clase de calzonudos; pero que en cuanto veis que el billete se acaba, empezáis a notar la falta de carácter y a recordar el valor de una buena poronga. La única razón por la que estáis juntos es la siguiente: él es demasiado pelotudo para conseguir una buena mujer, y tú probablemente posees carnes demasiado flácidas como para interesar al jugador de fútbol o rapero marginal que te correspondería. 


Sugerencia: busca otra  poronga (que sea importante), y deja a este pobre pelotudazo tranquilo. 

Atte.

Lic. Arístides Sorete

Test para saber si sos un comprador pelotudo

Uno de los ámbitos en que mejor se puede observar la pelotudez de un individuo es en su conducta de consumo. 


En efecto: pelotudos muy famosos por su aparente sensatez, han venido a ser descubiertos por su innegablemente pelotuda conducta de consumo. Familias, noviazgos y relaciones de años, sabemos, se han disuelto impensadamente luego de que su contraparte ocasionalmente los ha acompañado a hacer algunas compras o ha accedido al resumen de su tarjeta de crédito. Pues si bien existen pelotudos esmerados en el arte de disfrazar su pelotudez con aires de circunspección y gravedad; incluso el pelotudo más disimulado capitula o se relaja frente a ofertas “tentadoras” y productos milagrosos. 


Si querés saber cuán pelotudo sos como comprador o cuán pelotuda es tu pareja, amigo o conocido, y cómo la publicidad (arte de engañar a pelotudos) afecta sus decisiones de consumo: tome o hágales tomar el siguiente test para compradores pelotudos. 

¿Compraste un Abtronic o el té del Dr. Ming?

Si compraste un Abtronic o el té del Dr. Ming, además de un comprador pelotudo, sos el típico pajero que busca resultados mágicos. Si querés adelgazar o tener abdominales como el de los calzones Eyelit, mové el culo de una vez. Si además de comprarlo, lo escondiste: sos un forro negador condenado a repetir las mismas pelotudeces.

¿Compraste una pulserita mágica del tipo boludo balance?

Si compraste una pulserita mágica del tipo boludo balance, además de un comprador pelotudo, sos un pelotudo exhibicionista y tilingo: te pones cosas porque las lleva cualquier pelotudo famoso y te encanta mostrarle al mundo lo pelotudo que sos. Hasta los fabricantes de la pulsera han admitido que es un fraude, y vos seguís haciéndole la pruebita del equilibrio a tus amigos, que ya saben que sos terrible pelotudo. 

¿Compraste la juguera Philips al doble de su precio en Garcayette?

Si compraste la juguera Philips al doble de su precio en Garcayette, además de pajero, sos un pelotudo facilón o una calentona que te gustan los tipos de rasgos neandertales. Es decir: que si te machacan un par de veces la cabeza o te encara un mono parecido a Luciano Castro, abrís las piernas y la billetera más rápido que  gato rubio con Soldán

¿Alguna vez enviaste un mensaje de texto al 2020 o servicio similar?

Si enviaste un mensaje de texto al 2020 o servicio similar, además de un comprador pelotudo, estas muy al pedo. Hacete un favor: anótate al menos en algún curso de los que publicitan en la contratapa del PATORUZÚ. 

¿Compraste el ejemplar de Billiken que venia con los Sea-monkey?

Si compraste el ejemplar de Billiken que venia con los Sea-monkey, sos un comprador pelotudo precoz. Si la compraron tus viejos, tené cuidado: el carácter de comprador pelotudo se hereda fácilmente. 

Saturday, July 30, 2011

El pelotudo multitareas

De todos los pelotudos, quizás uno de los más simpáticos sea el pelotudo multitareas. Ese pelotudo que se anota en cuanta pelotudez nueva aparezca. A esta clase de pelotudos, la novedad lo puede: se anota en clases de reiki, logosofía, bonsai, coaching…  y al final del día, apenas si le quedan algunos minutos para cagar. 

El pelotudo anecdotario

Resulta que si para romper el hielo en una situación incómoda se te ocurre decir algo como: Qué frío hace hoy, ¿no? Se me quedó el auto a mitad de camino. Y las leyes del universo no fallan, casi siempre aparecerá aquel pelotudo anecdotario que a todo trance opone anécdotas que pretenden rivalizar con tu comentario y que nacen con algún inciso como: Hoy hace calor, hermano. Frío hacia en Dunkerque, aquel 23 de abril de 1944, cuando nos alistábamos para debilitar a las tropas del nazismo... 


Insoportables. 

La ley del pelotudismo

Me consultan varios amigos preguntándome sobre cómo es posible que: sin considerarse ellos pelotudos, se hallen, sin embargo, rodeados de pelotudos. Malas noticias queridos amigos. La regla es sencilla e irrevocable: si frecuentas pelotudos, lo más probable es que seas un pelotudo.

La tilinga

La denominación proviene del lunfardo argentino, y, en general, una persona tilinga es un individuo excesivamente preocupado por pequeñeces; una persona que vive de las formas y apariencias, y permanentemente imitando o queriéndose introducir en una clase social a la que no pertenece. La tilinga es una mujer que lee las solapas de los libros para parecer culta y en realidad lee Vanidades o Cosmopolitan, una mujer que anda predicando las bondades de la música clásica a diestra y siniestra, mientras que en realidad escucha a forro yankee o algun otro reggatonero pelotudo. 


La tilinga es una mujer que odia el pescado, pero le “encanta” el sushi. Es una mujer que adora lanzar frasecillas en ingles cuyo significado desconoce; que habla tres palabras de inglés y se ofrece a hacer “traducciones” que resuelve con el Google translate. La tilinga dice: con “mi gordo” planeamos comprar un departamento o compramos un Peugeot 206, y no sólo no puso un centavo, sino que tampoco ayudó a ahorrar un solo peso, ni aceptó privarse de nada.  

La tilinga habitualmente no ha nacido en cuna de oro, sino justo lo contrario, tiene más bien orígenes humildes y busca a todo trance librarse de ese fantasma, para quedar, sin embargo, cada vez más prisionero de él. 


En esencia, la tilinga no es una mujer mala. A simple vista, es una mujer casi normal. Tiene buenos sentimientos, es amiguera y trabaja mucho: casi siempre de secretaria en corporaciones de dudosa moralidad que dirigen o han recibido en herencia niños pijos, que la tratan como una pseudo-hermana o “alguien de la familia”. Y que si ya no se la han tirado, en cualquier momento de aburrimiento lo intentaran. Lo cual, probablemente rinda sus frutos, porque a pesar de negarlo sistemáticamente y aplicar la consabida estrategia de mostrarse como ajena a este influjo o necesidad, la tilinga, en el fondo de su alma, quiere ser como ellos. Quiere ser hija adoptiva y ser partícipe de la familia real. 

La tilinga tiene cierto buen gusto, le agrada vestirse muy a la moda, tiene cientos de bolsos y carteras (su mayor anhelo es tener un Vuitton), le agrada comprar perfumes caros, decorarse con brillitos las uñas y el celular, y gastar mucho más de lo que puede ganar en procurarse la imagen de una mujer de origen pudiente. La tilinga suele ser morochita, pero no es muy frecuente que se tiña: porque eso pondría demasiado en evidencia las dificultades que tiene para aceptarse a sí misma. La tilinga habitualmente está buena de cara, pero no suele tener buen cuerpo: por eso lo esconde detrás de sus trajes corporativos.  

El comportamiento crediticio de la tilinga suele ser un desastre: como ella quiere ser parte del gran circulo social, acepta cualquier sueldo que le ofrezcan y la mantienen en base a promesas de grandes fortunas venideras en caso de perseverar. Conociendo su debilidad por las apariencias, a la tilinga, sus empleadores, pues, no se molestan en hacerla progresar: le entregan en préstamo un teléfono de la empresa que vale 1000 dólares, y le pagan 400 dólares de sueldo mensual. Le entregan empréstitos miserables, y ella, en vez de marcharse de tan mezquino yugo, se encuentra chochisima de la vida de tener un blackberry de la compañía y viajar como una gran ejecutiva una vez al mes.

La tilinga tiene habitualmente una pésima relación con las mujeres más descaradas o que manifiestan más abiertamente que ellas su deseo de escalar socialmente. No toleran esa falta de disimulo o exceso de franquedad. Ya que les indigna que lo que a ellas les lleva mucho trabajo ocultar, las otras lo demuestren sin remilgo alguno. La tilinga, en apariencia y de la boca para afuera, es una feminista declarada: pero cada una de las decisiones y conductas personales, dicen lo contrario. Y si bien hablan constantemente del avasallamiento de los derechos de la mujer, cuando puede beneficiarse del comportamiento machista, lo hace sin tapujos.

El peligro de enamorarse o mantener una relación con una tilinga, es, pues, harto evidente: al provenir de un hogar humilde, esta especie puede simular perfectamente ser una persona sencilla y natural. Sin embargo, cuando la oportunidad se presenta, a ella no le importa un bledo si tú te desangras vivo para mantenerla contenta. Adora, por ejemplo, que las vayas de guapo y le pagues la cena a toda su familia de energúmenos. Y jamás te frenaran si sacas la billetera o comentaran que cenar en tal o cual sitio puede ser costoso y que mejor sería preferir otro. 


De hecho, a la tilinga no le importa un pepino cómo obtienes tu dinero o si tú has tenido un mal mes. So pretexto de reserva, se abstienen de saberlo a todo trance. A la tilinga, luego, lo mismo le da si trabajas honradamente o eres traficante de drogas. Mientras ella no se entere: todo está bien. Pues lo que en el fondo de su alma espera la tilinga, no es formar una bella familia en base a una planificación, al ahorro y la inversión. Sino ser notada por haberse emparejado con un tipo adinerado y ser la envidia de sus amigas. Acceder a ese círculo social y a esos lugares que van sus jefes y que sólo de oídas conoce. 

Estimados pelotudos, espero que la experiencia de haberme entreverado en mis años mozos e inexperientes con un par de estas mujeres, les sirva a ustedes para no caer en la tentación de volverse Quijotes de semejantes Dulcineas. Porque si bien el aprovechamiento que estas mujeres ejercen no es tan evidente como aquellas otras que te hacen constar directamente que si no las mantienes son un par de polvos y no más (las prefiero); el verdadero peligro de estas mujeres es que para satisfacerlas, puedas caer en la tentación de poner en juego tu paz, equilibrio mental, honradez o dignidad.

El pelotudo o fracasado agente de tránsito

Desde antiguo, los seres humanos han utilizado el silbo o ese sonido agudo que resulta de hacer pasar con fuerza el aire por la boca con los labios fruncidos, como medio para comunicarse a distancia o alertar sobre la inminencia de algún peligro. 


Sin embargo, esta forma de comunicación o alerta se ha visto malversada o desnaturalizada por la existencia de cientos de pelotudos que recurren al silbo para cualquier circunstancia: incluso cuando no hay motivo para el alerta o su interlocutor está a 15 cm de distancia. De este maravilloso genero del pelotudo silbador, nos llega esta curiosa y poco notada especie: la del pelotudo imitador de pitidos de agentes de tránsito. 


En efecto: algún que otro distraído no los habrá notado o los habrá dado por verdaderos agentes de tránsito; pero nuestras ciudades se hallan rebosadas de esta original variante de pelotudos cuyo silbo pretende imitar el sonido del silbato de un agente de tránsito. ¿Y cuál es su propósito? Como el de cualquier otro pelotudo: hacerse el pícaro o el gracioso. Asustar a los conductores, haciéndoles creer que han sido sorprendidos en la flagrante comisión de una infracción de tránsito. 


¿Qué eso es una pelotudez?  Seguro. Justamente de pelotudos hablamos en este blog.

Pelotudez en la relaciones sentimentales

El diccionario de la real academia española -¿cuándo no?- propone varias definiciones para el vocablo: pelotudo. Sin embargo, sólo una es la que en realidad nos interesa:

pelotudo, da.

1. adj. vulg. Arg., Chile y Ur. Dicho de una persona: Que tiene pocas luces o que obra como tal. U. t. c. s.

La definición del DRAE, es maravillosa. Dice: que tiene pocas luces o que obra como tal. Ya que justamente esta mención al que “obra como tal” es el que mejor clarifica la difícil cuestión de la pelotudez. Pues ésta, la de pelotudo, es una condición que le cabe incluso a gente formalmente muy inteligente, pero que en los aspectos importantes de la vida obra como idiota, imbécil o pelotudo. 

La Psicología, sin embargo, ha inventado un sinnúmero de condiciones y fobias para disfrazar a la pelotudez bajo el nombre de extrañas patologías. Así, pues, si usted es un pelotudo insoportable y por ello no tiene amigos, un psicólogo no le dirá: su problema, querido Esteban, es que usted es un pelotudo de exportación. En cambio, recurrirá al fácil argumento de la fobia social, la relación con su madre, el cuadro que dejó torcido en el living, y cosas por el estilo.


Es normal: ningún pelotudo está dispuesto a pagar por un diagnóstico veraz, sino más bien por un diagnóstico pomposo que disfrace de fobia o moderna  patología (usted tiene stress postraumático y angustia social, querido Esteban) su pelotudez soberana. 

Como a quien suscribe no le interesa su dinero, a continuación les dejo un rápido test para ahorrar años de terapia y saber si somos pelotudos en un ámbito particularmente propenso a la pelotudez: el romance y la atracción. 

Frente a una mujer o un tipo que te gusta: 

a. Tratas de impresionarla/lo con la mención más o menos indirecta de tus posesiones (ese dije en forma de circulito que llevas colgado en el cuello me recuerda a la insignia de mi BMW) y tu estatus laboral o profesional (a propósito de hamburguesas, sabrás que soy gerente de una importante firma que le vende bulones a McDonalds). 

b. Ponés cara de culo, te afectas desinteresado/da y esperas que la “psicología inversa” haga su parte. 

c. Te quedás petrificado/da en tu lugar, y esperas que la otra persona advierta milagrosamente que detrás de esa mala imitación de estatua viviente hay un ser “maravilloso”. 

d. Tratas de entablar una conversación agradable sobre cosas que puedan llegar a tener en común. Y si la otra persona no responde, consideras que hay algo malo en ti y que mejor deberías suicidarte. 

e. Realizas insinuaciones tales como mostrarle una puntita de la bombacha, ponerle la mano en la bragueta, franelearte el ganso, tocarle una teta, ponerle una mano en la cara, cortarle el paso bruscamente o pegarle un chicle en el pelo…y si la otra persona no responde o se ofende, consideras que es un pelotudo. 

f. Tratas de entablar una conversación agradable sobre cosas que puedan llegar a tener en común. Y si la otra persona no responde, no piensas demasiado sobre el asunto y sigues tu camino. 


Respuestas: 


a) Tratas de impresionarla/lo con la mención más o menos indirecta de tus posesiones y status: si realmente tienes dinero o status (sos un pelotudo/da que definitivamente merece ser aprovechado o vivido por los demás). Si, en cambio, finges tener una posición o un dinero que no tienes (además de pelotudo, sos tilingo/ga). 

b) Ponés cara de culo, te afectas desinteresado/da y esperas que la “psicología inversa” haga su parte: Sos un pelotudo/da histérico con delirios de grandeza que las va de psicólogo o gurú de la autosuperación. No hay poronga que te venga bien. Te gusta leer a pelotudos como Cohelo, Bucay, Chopra y asistir a talleres y seminarios pedorros. No dejes de enviarme un mail para anotarte en mi próximo taller: transmutación de pelotudez en felicidad. Tarifa: $ 10000 la hora. 


c) Te quedas petrificado esperando que la otra persona descubra lo "maravilloso" que hay en ti: además de ser un pelotudo/da esotérico que la va de misterioso, sos un moco intolerable e inoportuno. Seguramente tus intervenciones en una reunión suelen ser de lo más extravagantes. La vez que hablas, es para cagarla o dártelas de oráculo. Le das tono doctoral a las conversaciones más pelotudas. Vivís contado o haciendo chistes pelotudos que tenés que explicar para no ofender a nadie y tu presencia incomoda a todo el mundo. Hablas mal de los judíos y, si alguien de la mesa dice que es judío, pretendes arreglarlo mencionando que tenés un montón de amigos judíos. En fin: sos un pelotudo/da importante. 


d) Tratas de entablar una conversación agradable sobre cosas que puedan llegar a tener en común. Y si la otra persona no responde, consideras que hay algo malo en ti y que mejor deberías suicidarte. Sos el clásico pelotudo-víctima: una versión negativa del pelotudo histérico. Solo que, en vez, de existir para rendirte pleitesía, el mundo existe para hacerte la vida miserable. Soltá ese grisin te digo: las venas se cortan verticalmente, idiota.   


e) Realizas insinuaciones tales como mostrarle una puntita de la bombacha, ponerle la mano en la bragueta, franelearte el ganso, tocarle una teta, ponerle una mano en la cara, cortarle el paso bruscamente o pegarle un chicle en el pelo…y si la otra persona no responde o se ofende, consideras que es un pelotudo. Además de ser un pelotudo/da importante, sos un energúmeno o una putita que decididamente avergüenza a propios y extraños. Es hora, querido muchacho, que superes ya tu pelotudez adolescente o morirás sin descendencia. Y a ti, querida putita, te sugiero que te pegues tres o cuatro sesiones de vibrador antes de salir a la calle. 


f) Tratas de entablar una conversación agradable sobre cosas que puedan llegar a tener en común. Y si la otra persona no responde, no piensas demasiado sobre el asunto y sigues tu camino. Bien ahí. Aparentemente, y al menos en este aspecto, no sos tan pelotudo. Igual, no dejes de mirar otros test. Porque el fenómeno de la pelotudez abarca territorios y ámbitos insospechados.